Miles de hondureños respondieron a una convocatoria divulgada a través de redes sociales para emprender un viaje conjunto rumbo a Estados Unidos. Mujeres, niños, jóvenes y hasta ancianos comenzaron a caminar con la esperanza de obtener una mejor calidad de vida, sin considerar los posibles obstáculos migratorios que encontrarían a su paso y que hoy han desatado un conflicto diplomático de grandes proporciones. 

Los migrantes hondureños afirman que no pueden seguir viviendo en su país, azotado por la pobreza y la violencia. Muertes, violaciones, hambre y toda clase de abusos contra sus derechos humanos, son las principales razones que los empujaron a emprender una caminata de tintes históricos. 

Honduras es uno de los países más violentos del mundo, con una tasa de homicidios de 43 por cada cien mil habitantes. La crisis de seguridad ha sido adjudicada a la proliferación de pandillas y el crimen organizado, una serie de problemáticas que también golpean a Guatemala y El Salvador. Además, más 65 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza, sin esperanza alguna por los altos niveles de corrupción. 

Las autoridades de Honduras enviaron autobuses para intentar convencer a sus ciudadanos de volver al país, sin embargo, la administración del Presidente Juan Carlos Hernández no logró buenos resultados. El mandatario hondureño aceptó que su país necesita mejorar en muchos rubros, principalmente, en la generación de oportunidades de trabajo en las comunidades que sufren el flagelo de la marginación y el rezago. 

El Presidente, Enrique Peña Nieto, reconoció que el país fue sorprendido por el violento ingreso de algunos grupos de migrantes de la caravana, quienes rompieron la valla fronteriza o, incluso, que se arrojaron al río Suchiate para burlar el operativo montado por las fuerzas de seguridad. En tanto, la Secretaría de Relaciones Exteriores reiteró que México respetará los derechos humanos de los inmigrantes, y advirtió que tomará las decisiones de forma soberana sin responder a la presión de Estados Unidos. 

México ha recibido migrantes, italianos, libaneses, rusos, españoles (cuando sufrían su guerra civil), etc. Pero siempre de manera ordenada, dentro del marco de las leyes de migración y el respeto a la soberanía. Nunca se ha permitido ni se debe permitir que entren de manera violenta, por la fuerza y menos escudados en niñas y niños o adultos mayores. Sean bienvenidos todos los migrantes, pero de manera ordenada, quienes tengan papeles y no representen un peligro para nuestra sociedad.  

Por: César M. Jiménez Martínez