Después de revisar un engargolado con las últimas encuestas rumbo al 6 de junio, AMLO decidió, en definitiva, descararse y utilizar todo lo que esté a su alcance, (incluyendo la conferencia matutina), para “meter las manos” en el proceso electoral.

Fuentes al interior de Palacio Nacional me informan que el Presidente ha sido enterado, (de acuerdo a una última actualización estadística), de una probable catástrofe electoral para las intermedias, especialmente en el Congreso Federal y algunas legislaturas estatales, “situación que lo llevó a intervenir en función de evitarlo”.

“Andrés Manuel pidió una llamada y preguntó a su interlocutor, (con más ímpetu que otra cosa), si verdaderamente podían sancionarlo por desacatar al INE o a cualquier organismo electoral; le dijeron que aunque así fuera, nadie se atrevería a actuar contra la figura presidencial”, y entonces sonrió.

Un día después, en plena “mañanera”, AMLO anunciaba “a los cuatro vientos” que “metería las manos en el proceso” cada vez que observara algo que atentara contra la democracia, contra su forma de ver la democracia. “No necesito estar en la boleta para atraer el voto, me basta y sobra con la conferencia matutina”, dijo en su oficina.

López Obrador está convencido de que el 7 de junio será su segundo gran día, (después del que vivió en el 2018), aunque sus propias encuestas le muestren lo contrario. “En las mañaneras seré Presidente de México y de Morena al mismo tiempo, ¿quién dice que no se puede?”, comentó a tres de sus Secretarios, según mis fuentes.

Sin embargo, aquellos que lo rodean, incluyendo a varios de su equipo más cercano, observan que las cosas quizá no sean las mismas a partir del 6 de junio, cuando podría oficializarse la configuración de un congreso sin los números actuales para Morena.

Los pasillos de Palacio Nacional lucen más solitarios de unos meses para acá, y es que AMLO no tiene el mismo número de audiencias que antes. Permanece la mayor parte de su tiempo solo, o en el mejor de los casos, con tres de sus Secretarios más cercanos. “El Presidente no quiere ver lo que casi todos vemos aquí, a menos que ocurra algo extraordinario: una noche muy obscura el próximo 6 de junio”.

Por Alejandro Aguirre Guerrero

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