La tormenta perfecta sigue su paso, estamos ante eventos que convergen sin precedentes, mientras que por un lado se incrementa la cifra de infectados por coronavirus en el continente americano, los grandes productores petroleros siguen sin llegar a un acuerdo.
2019 ya pintaba un panorama diferente, la Agencia Internacional de Energía menciona que este fue el primer año en donde se vio una reducción del crecimiento de la demanda energética a nivel mundial, en específico de hidrocarburos y petrolíferos.
Lo que es un hecho es que petroleras en proyectos de shale gas y shale oil de los EU, sufren demasiado por la caída del petróleo, pues extraerlo cuesta mucho más que venderlo, por la complejidad geológica y de procesamiento.
En este momento el planeta está inundado de petróleo, pues se habla de un excedente de 3 millones de barriles diarios, es decir, dos veces la producción total de México.
Apenas ayer se propuso llegar a un acuerdo entre los rusos y árabes para disminuir la oferta y estabilizar los precios. En seguida se anunció esto, y la mezcla mexicana tuvo un repunte considerable. Esperemos pronto noticias favorables.
Los escenarios de crecimiento no son muy alentadores, pues se habla que este año el PIB mundial caerá alrededor de 2% y México también se vería afectado, según el reporte de la Secretaría de Hacienda.
Hoy en día el 17% de los ingresos del gobierno provienen del petróleo, cifra significativa y bastante diferente al 2008 cuando era de 40%. Es por ello que se requiere una estrategia que mitigue los riesgos y recaude la mayor cantidad de ingresos para la empresa y el país.
No queda más que adaptarse a los cambios y eventos extraordinarios que se han presentado. Eso sí, con una sociedad consciente y responsable y un gobierno que genere certidumbre y confianza para todos, tanto a su pueblo como a los inversionistas, pues pronto se tiene que reactivar la economía.
Hemos dado ejemplo de ser país solidario en diversos pasajes de la historia.
Es momento de dejar atrás filias y fobias, pues las propuestas y acciones sirven más que la crítica.
Por: Ing. Alejandro Baizabal
Twitter: @alexbaiz