Abriendo la puerta del Oxxo o de la Farmacia Guadalajara “sobrevive” Guadalupe Ordóñez. Así es como mantiene a su hijo postrado en cama y a su hermana con síndrome de Down.
Su avanzada edad, 67 años, ha sido un obstáculo para esta mujer que ha buscado empleo, pero no hay oportunidades para ella.
"Una vez”, contó al medio local Chiapas Sin censura, su hijo necesitaba de un medicamento y “no había dinero”. En ese momento decidió salir a la calle, sus pasos, ya cansados por el tiempo, la llevaron hasta la Farmacia Guadalajara, que está en Terán. Ahí, cada que entraba o salía una persona, les abría la puerta… El video se viralizó en las redes sociales.
Algunos le daban una moneda, otros, la criticaron por sólo extender la mano para pedir dinero. Pese a los señalamientos, siguió en el lugar.
Ahora, hace lo mismo, pero en el Oxxo que se encuentra por “Humanidades, en Terán”.
Lupita, como la conocen, sale desde las 6:00 horas de su casa, “luego de obtener algunos pesitos de la gente de buen corazón”, regresa a su casa para darles lo poco que tiene a su hijo y hermana.
La mujer dice que algunas personas que saben de su situación le dan “galletas, leche, yogurt”. Sobre una caja de madera lucen algunas bolsas para hacer sopa y una pila de medicamentos que debe tomar Allan Miguel.
Unos pesos por cubrebocas y mazapanes
El día a día en esta familia es difícil. Cuando Allan Miguel se siente con ánimos, sale a la calle. A un costado de su cama hay algunas cartulinas. En una se puede leer: “Gracias por tu apoyo comprando un cubrebocas”. En otro pedazo de cartón pide apoyo: “Apoyame comprando un rico mazapán a $10 pesos. Gracias”.
A su casa llegan algunos donativos, pero han sido insuficientes. El costo de los análisis que debe realizarse oscilan entre los 2 mil pesos en promedio, los medicamentos andan por los mil 800. Además, requiere oxígeno.
A través de las redes sociales han puesto en venta un refrigerador por dos mil pesos. ¿De qué sirve si no hay alimentos para refrigerar?
Estantes de plástico en 500 pesos que no utiliza porque no hay muchas pertenencias que poner. Un taladro, un horno tostador…
Ha habido apoyo, visitas del DIF, pero apenas cubre unos días, el día a día consume a Allan Miguel en la impotencia. Las llagas en su espalda no son dolorosas como ver a su madre salir todos los días a tratar de conseguir algo para comer.
EXCELSIOR