El 24 de agosto de 2025, la excursionista de 36 años Margaux Cohen protagonizó una escena que combina dramatismo, heroísmo y milagro: mientras descendía del Tricouni Peak, en Columbia Británica (Canadá), se lanzó por cerca de 18 metros para rescatar a su perro Zion, y ambos lograron sobrevivir con lesiones, pero con vida.
Estaba acompañada por su amigo Max Stobbe y el primo de este. Tras alcanzar la cima, perdieron la senda y encontraron una pequeña pared. “Lo evaluamos… era una bajada bastante fácil comparada con cosas que normalmente hago”, contó Cohen desde su cama en el hospital Lions Gate en North Vancouver.
Al intentar descender, Zion perdió el equilibrio y comenzó a deslizarse montaña abajo. Fue entonces cuando Margaux actuó por instinto:
Tenía este instinto de simplemente agarrar su arnés, pero no me di cuenta de que por su peso iba a caer también”, relató Cohen desde su cama en el hospital Lions Gate en North Vancouver.
La caída no fue una caída libre, sino una serie de tumbos violentos: “no fue una caída vertical. Rodé como cuatro veces. Probablemente caí unos 20 pies, luego golpeé mi cara contra las rocas, y luego caí otra y otra vez”.
A pesar del impacto, permaneció consciente durante todo el episodio: “Nunca perdí la consciencia… hubiera preferido porque recuerdo todo de mi caída”.
Al detenerse, miró su pierna y supo que algo andaba muy mal: “mi pierna ya no estaba en la forma correcta… empecé a gritar”.
Sus gritos alertaron a Stobbe, quien llamó al 911. Mientras aguardaban ayuda, vio a Zion a su lado: “
Mi perro estaba sentado junto a mí, moviendo la cola, como si no hubiera pasado nada… como si estuviera viviendo el mejor momento de su vida”.
El equipo de Squamish Search and Rescue tardó unas dos horas en llegar, bajo un sol implacable sobre rocas sin sombra, temperaturas que superaban los 30 °C. Fue entonces rescatada y trasladada en helicóptero al hospital.
En el hospital, los médicos confirmaron una fractura grave en la pierna. Cohen fue intervenida quirúrgicamente una vez y espera una segunda operación.
"Tendrán que colocar placas y tornillos en mi pierna. Va a pasar mucho tiempo hasta que pueda apoyar peso en ella. Calculo al menos cuatro meses hasta que pueda volver a actividades físicas”, compartió desde su cama.
A pesar del dolor, mantiene una actitud de gratitud: “creo que alguien me estaba cuidando ese día”.
Además, expresó admiración por el equipo de rescate:
"Me encanta Search and Rescue —he visto sus series en línea— y me encantaría ser parte de ellos algún día”.
Su amiga Emily Kasal lanzó una campaña en GoFundMe para cubrir gastos médicos y veterinarios. En la descripción, la define como “una de las personas más bondadosas, aventureras y resilientes que conozco”.
Este episodio es también una historia sobre resiliencia, vínculo humano-animal, la ética de la ayuda y determación física emocional, que destaca el contraste entre lo amenazante de la montaña y la fuerza del amor y la reacción instintiva.
EXCELSIOR