Puerto Príncipe. Más de mil 740 personas fueron asesinadas o heridas en Haití de julio a septiembre, un aumento de casi 30 por ciento en comparación con el trimestre anterior, según las cifras más recientes, publicadas este miércoles por funcionarios de la ONU.
El aumento de la violencia ocurre mientras las pandillas toman el control de 85 por ciento de Puerto Príncipe, la capital —comparado con la cifra previa de 80 por ciento— mientras una misión respaldada por la ONU y encabezada por la policía de Kenia para sofocar la violencia de las pandillas enfrenta dificultades con la falta de financiación y de personal, lo que ha provocado llamados a una misión de paz de la ONU.
“Ante la ausencia de representantes del Estado, las pandillas asumen cada vez más funciones típicamente asignadas a la policía y al poder judicial, mientras imponen sus propias reglas”, advirtió la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, conocida como BINUH por sus siglas en inglés.
Los mil 223 asesinatos reportados en el tercer trimestre se atribuyen en gran medida a la violencia de las pandillas, aunque funcionarios del orden público cometieron al menos 106 asesinatos extrajudiciales, entre cuyas víctimas hubo seis niños de tan solo 10 años, acusados de pasar información a pandilleros, informó la BINUH.
De los 106 asesinatos extrajudiciales, 96 fueron perpetrados por policías y 10 más por Jean Ernest Muscadin, fiscal público de la ciudad costera de Miragoâne, en el sur del país. En general, se acusa a Muscadin de haber matado, desde 2022, al menos a 36 personas sospechosas de pertenecer a las pandillas o de cometer “delitos comunes”, dijo la BINUH.
Un vocero de la Policía Nacional de Haití no respondió a solicitudes de comentarios, mientras que Muscadin declinó comentar y colgó cuando fue contactado por teléfono.
Según un informe del Consejo de Seguridad de la ONU publicado el lunes, las pandillas cuentan actualmente con unos 5 mil 500 miembros tras reclutar principalmente a niños que trabajan como exploradores, portan armas y municiones e incluso participan en combates. El informe señala que hasta el 50 por ciento de todos los pandilleros podrían ser niños.
“La grave situación de Haití hace que los niños sean más vulnerables al reclutamiento por parte de las pandillas”, asegura el informe. “La falta de acceso a la educación, el empleo y las necesidades básicas crea una situación en la que unirse a las pandillas se considera como el único medio viable de sobrevivencia”.
Entre los asesinados este trimestre hay al menos 669 personas, muertas durante operaciones policiales contra las pandillas; tres cuartas partes de las víctimas eran sospechosas de pertenecer a esos grupos, mientras que un cuarto de ellas eran civiles, indicó el informe.
“La información recopilada... apunta a un posible uso desproporcionado de la fuerza letal y una falta de medidas precautorias para proteger a la población durante las operaciones policiales”, afirmó la BINUH.
El número de personas asesinadas o heridas de julio a septiembre aumentó 27 por ciento en comparación con el segundo trimestre, aunque hubo una disminución de 32 por ciento en comparación con el primer trimestre.
La mayoría de los asesinatos y lesiones —234— ocurrieron en el barrio de La Saline en Puerto Príncipe, la mayoría, en las viviendas improvisadas de los residentes, mientras las pandillas compiten por el control del principal puerto de Haití y su terminal de contenedores, según el informe.
Las pandillas también ocuparon recientemente las comunidades de Carrefour y Gressier, en el área metropolitana de Puerto Príncipe, usando “una brutalidad extrema para someter a los residentes bajo su control”, comunicó la BINUH.
Al menos 122 asesinatos se atribuyeron a grupos de autodefensa que se formaron el año pasado y que han tenido como objetivo a presuntos pandilleros o a personas acusadas de delitos como el robo de animales o de teléfonos celulares.
“Las víctimas fueron mutiladas con machetes, lapidadas, decapitadas, quemadas vivas o enterradas vivas”, dice el informe. “Los niños no se salvaron”.
En total, al menos 59 niños murieron o resultaron heridos en el tercer trimestre.
La ONU señaló que el número de grupos de autodefensa se duplicó hasta alcanzar unos 60 de enero a julio.
La mayor parte de la violencia sigue enfocada en la capital, Puerto Príncipe, y en la región central de Artibonite, donde decenas de personas fueron masacradas a principios de mes.
Un dato positivo es que el número de secuestros se redujo a 170 durante el tercer trimestre en comparación con principios de año, y más del 60 por ciento de los casos se produjeron en Artibonite, según el informe.
En el segundo trimestre, al menos 428 personas fueron secuestradas.
La violencia sexual sigue siendo generalizada, y al menos 55 víctimas han denunciado violaciones grupales, entre ellas niñas y mujeres de 10 a 70 años, según el informe, que señala que estos casos no se denuncian.
Las mujeres y las niñas son atacadas dentro de sus casas o mientras caminan por la calle o utilizan el transporte público, y algunas son explotadas sexualmente por los pandilleros durante meses, según la BINUH.
La violencia de las pandillas ha dejado sin hogar a más de 700 mil personas en los últimos años, y se ha recrudecido este mes, con hombres armados que intentan apoderarse de Solino, una de las últimas comunidades de Puerto Príncipe que no está bajo su control.
“Hay una destrucción total de la vida de la gente”, afirma Jean Renel Volma, un agente de seguridad desempleado de 55 años que huyó recientemente de Solino con su mujer y sus dos hijos después de vivir allí más de dos décadas.
“Estaba oscuro, había un tiroteo tremendo, todo el mundo gritaba. Es lo peor que he visto en Solino”, dijo mientras recordaba cómo sólo pudieron huir con la ropa que llevaban puesta.
Originario de la ciudad costera de Les Cayes, en el sur del país, Volma asegura que no puede refugiarse allí porque las pandillas controlan las principales carreteras de salida de Puerto Príncipe: “No sé qué voy a hacer. No hay salida”.
Volma es una de los cientos de personas que se agolparon en una iglesia de la cercana localidad de Nazon tras quedarse sin hogar mientras los disparos resonaban en las inmediaciones el miércoles. El informe de la ONU señala que las pandillas tienen como objetivo Solino y Delmas 24 para acceder a los barrios de clase media, incluido Nazon.
“El objetivo es obtener más ingresos mediante los secuestros y la extorsión de los comercios de esta zona acomodada”, afirmaba.
Entre las personas que viven temporalmente en la iglesia se encuentra Alicia Joseph, de 60 años y madre de tres hijos. Mientras que sus hijos viven con una amiga que los acogió, no había espacio para ella.
“Creo que mi vida se acabó. Lo he perdido todo”, afirma. Entre sus pérdidas está su madre, de 85 años, quien no pudo huir con el resto de la familia cuando la pandilla atacó.
“Pensé que le perdonarían la vida”, dijo Joseph, añadiendo que su madre murió dentro de su casa cuando las pandillas le prendieron fuego.
LA JORNADA