“Las sustancias psicoactivas alteran zonas importantes del cerebro necesarias para las funciones vitales, entre ellas la regulación de la impulsividad y el estado de ánimo”, compartió Carlos Yascin Noriega Cortés, psicólogo, al impartir una conferencia en el auditorio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana (UV).
Al abordar el tema “Hablemos sobre salud mental”, el terapeuta adscrito al Centro para el Desarrollo Humano e Integral de los Universitarios (Cendhiu), comentó que, ante la presión académica, los cambios de vida y la incertidumbre, las drogas y el alcohol se ven como escapes y formas de convivir u olvidar.
“Su consumo altera el cerebro en tres dimensiones clave: disminuye la capacidad de sentir placer, incrementa el malestar emocional y debilita al control de impulsos”, explicó.
Esta combinación no solo alimenta la adicción, sino que también abre la puerta a la ideación y al acto suicida.
Carlos Yascin compartió que entre las señales observables de quien tiene pensamientos persistentes de querer matarse, se encuentran las expresiones directas sobre morir, a través de frases como “no puedo más”, “soy una carga para todos”, “quisiera dormirme y no despertar”, “esto nunca va a mejorar” y “estoy cansado de luchar”.
Además de cambios bruscos del estado de ánimo –tristeza intensa, irritabilidad, agitación-, ambivalencia emocional y ansiedad marcada, alteraciones del sueño y el apetito, descuido del autocuidado, aislamiento social, bajo rendimiento escolar y preparativos inusuales como el obsequio de pertenencias.
Por su parte, en el entorno digital ocurren publicaciones de desesperanza, memes sobre autolesiones y cambios de perfil hacia contenido de despedida.
El psicólogo destacó la importancia de la prevención temprana para tener una buena salud mental, por medio de acciones como una rutina de sueño adecuada, ejercicio regular, actividades recreativas y culturales, práctica de técnicas de manejo del estrés y una comunicación abierta con familiares y amistades cercanas.
Igualmente, enfatizó que es fundamental erradicar los estigmas sobre las personas suicidas, a quienes se les considera peligrosas, y evitar minimizar los problemas que los llevan a tomar la decisión de cometer el acto.
“Hablar del suicidio no lo provoca, y en cambio, si puede salvar vidas”, concluyó el conferencista.