A la pérdida del olfato total se le conoce como anosmia, mientras que si se presenta una reducción parcial en la capacidad olfativa se le conoce como hiposmia; estas condiciones, aunque pueden parecer de poca relevancia, especialmente en esta época post COVID-19, donde es común que sea un síntoma más; la realidad es que puede abordar condiciones complejas para la salud de las personas, señala la Dra. Sandra Lucía Velázquez, otorrinolaringóloga del Centro Médico ABC.
Causas de la pérdida del olfato
Dentro de las principales causas de pérdida del olfato están:
Infecciones virales: virus como el SARS-CoV-2 (COVID-19) pueden inflamar y dañar de manera temporal las células del epitelio olfatorio. Aunque la anosmia suele ser transitoria en la mayoría de los casos, algunos pacientes pueden presentar una pérdida prolongada debido a una respuesta inflamatoria excesiva o por daño persistente en las células nerviosas.
Traumatismos craneoencefálicos: un golpe fuerte en la cabeza puede lesionar el nervio olfatorio o el área del cerebro que es responsable del olfato, esto puede provocar pérdida temporal o permanente del olfato. Las lesiones en la base del cráneo o en el lóbulo frontal suelen ser las más propensas a causar este tipo de daño.
Enfermedades neurodegenerativas: también es posible que algunas condiciones neurodegenerativas afecten el olfato, siendo un síntoma temprano de estos trastornos, especialmente para las personas que están desarrollando la enfermedad de Parkinson o la enfermedad de Alzheimer. Esto sucede debido a la acumulación de proteínas anormales en el cerebro que interfieren con la transmisión de señales olfatorias, lo que altera la capacidad de percibir olores de manera correcta.
Cuestiones inflamatorias: condiciones como sinusitis crónica, pólipos nasales o rinitis alérgica, pueden bloquear el paso de los olores hacia el epitelio olfatorio, lo que reduce la percepción olfatoria. La inflamación persistente en la mucosa nasal puede impedir que las moléculas aromáticas lleguen a los receptores olfativos, afectando de manera temporal el sentido del olfato.
Sustancias tóxicas: la exposición a diversas sustancias tóxicas de manera constante, como químicos industriales o solventes, pueden dañar las células sensoriales del epitelio olfatorio y provocar una pérdida progresiva del olfato. Este tipo de sustancias pueden generar daño oxidativo en las células olfatorias, lo que con el tiempo puede llevar a una degeneración irreversible del tejido.
Aunque cualquier persona puede desarrollar tanto anosmia como hiposmia, existen algunos grupos que presentan mayor propensión a desarrollarla como las personas que trabajan en el manejo de sustancias tóxicas o deportistas de alto riesgo, especialmente aquellos que practican deportes de contacto o extremos, ya que tienen un mayor riesgo de sufrir traumatismos craneoencefálicos.
Otra condición que se puede relacionar con los cambios en el olfato son las fantosmias y parosmias. En la fantosmia la persona percibe olores inexistentes, lo que puede indicar una posible disfunción en el sistema olfativo central. Mientras que la parosmia se manifiesta como una distorsión de los olores reales, resultando en que fragancias familiares resulten irreconocibles. En muchos casos, estas sensaciones también son temporales.
Es importante llegar a un diagnóstico acertado
Al momento de comenzar a percibir que se está perdiendo el olfato, o que este se ha perdido por completo, la recomendación es acercarse con un médico general, un médico internista o un médico otorrinolaringólogo, comenta la Dra. Velázquez.
La evaluación comienza con una historia clínica detallada para identificar los antecedentes relevantes de cada paciente.
También es posible realizar pruebas específicas, como pruebas de olfato estandarizadas, que es similar a una cata de vino, en la cual se presentan distintos aromas y el paciente debe indicar si lo percibe o no y, en caso positivo, indicar cuál es el origen del aroma.
Por otra parte, es posible que el especialista solicite de estudios adicionales, como tomografías o resonancia magnéticas para evaluar el estado del nervio olfativo y descartar o confirmar la presencia de otras patologías que pueden estar provocando esta alteración, como la presencia de un tumor cerebral, por ejemplo.
Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de anosmia o hiposmia, este se clasificará en función a dos criterios principales, por un lado, está su temporalidad para indicar si es una condición transitoria o permanente y, por otro lado, se categoriza según su origen.
Logra recuperar el olfato o aprender a vivir sin el
Ya con el diagnóstico de esta condición, el especialista seguirá distintas líneas de tratamiento, en función a las características individuales de cada caso.
En los casos de origen inflamatorio, se suelen utilizar corticoides tópicos o sistémicos, estos ayudan a reducir la inflamación y mejorar la vía olfativa.
Pero con respecto a las causas neurodegenerativas, no existe un tratamiento curativo; aquí el enfoque es implementar estrategias para mejorar la calidad de vida del paciente.
Uno de los enfoques más utilizados para la recuperación del olfato es el entrenamiento olfativo que consiste en exponer al paciente, de manera repetida, a olores como especias, flores o alimentos y, con ello, estimular la regeneración del nervio olfativo. Se recomienda que este entrenamiento se realice a lo largo de varios meses, lo que ayudará a recuperar parcialmente la percepción olfativa en algunos pacientes.
Para quienes han perdido de manera permanente el olfato, al no haber un tratamiento para recuperarlo, lo que se hace es adoptar diversas medidas de seguridad. Esto incluye etiquetar alimentos con fecha de caducidad, ya que la anosmia también puede llegar a afectar el sentido del gusto, lo que puede dificultar la detección de alimentos en mal estado
Asimismo, es recomendable instalar detectores de humo y de gas en el hogar, esto con el fin de evitar accidentes.
Importancia de buscar atención médica
La Dra. Velázquez añade que la pérdida del olfato no debe de ser ignorada, algo que ha sido más común después de la pandemia de COVID-19; atenderlo es especialmente importante porque la anosmia o hiposmia puede ser un síntoma de una afección subyacente que requiere tratamiento y que, en algunos casos, puede ser de gravedad.
Hay que recordar que la anosmia puede deberse a condiciones como la presencia de un tumor cerebral, una señal temprana de una enfermedad neurodegenerativa o algo menos peligroso, pero que al final del día está afectando la calidad de vida de la persona.
Consultar con un médico especialista permite llegar a un diagnóstico adecuado y posibilita recibir un tratamiento oportuno.
EL HERALDO