El reloj circadiano, es un regulador interno de los organismos, coordina las actividades fisiológicas y conductuales con las variaciones ambientales diarias en ciclos de 12/12 horas. En los seres humanos, cronodisrupción o la desincronización de este reloj biológico con las señales ambientales altera el tiempo del ciclo de sueño y vigilia, lo que lleva a una variedad de trastornos de la salud.

A partir del efecto de la pandemia sobre este reloj biológico, se ha apreciado que el papel central de los ritmos circadianos juega en la coordinación de la vida del organismo con el día, controlando todo, desde el metabolismo hasta el tiempo de sueño. Comprender la poderosa regulación de nuestro bienestar por los ritmos circadianos puede ayudarnos a hacer una mejor gestión de la vida.

Recuperar los horarios que teníamos antes de la pandemia puede ser un reto, pero también una oportunidad de ajustarlos a nuestro beneficio. Ajustar nuestras rutinas a los ritmos biológicos podría influir de manera beneficiosa en nuestras actividades en el trabajo o en la escuela. Además, nos ayudará a conservar la buena salud, ya que este ritmo influye desde los procesos en el ciclo celular hasta nuestro comportamiento social. Tanto así que se ha encontrado que las células cancerosas experimentan una división celular anormal debido a la cronodisrupción, también conocida como interrupción de los ritmos circadianos.

Aunque hace muy poco se tuvo más información de los ritmos circadianos, el comienzo de su estudio se inicia con el desarrollo de la biología circadiana moderna en la década de 1970, cuando el genetista Seymour Benzer y su estudiante Ron Konopka se dedicaron a estudiar los genes que codifican el tiempo biológico en Drosophila, comúnmente conocida como mosca de la fruta.

Ellos encontraron que las células de las moscas respondían al ciclo de día y noche con funciones similares a las observadas en mamíferos, e identificaron un gen compartido que era el responsable. Con ese gen en la mira, se inició la era molecular de la biología circadiana como los mecanismos moleculares disueltos del cronometraje biológico.

Este gen llamado PER codifica una proteína, la cual aumenta durante la noche y disminuye durante el día. Los niveles de esta proteína pueden jugar un papel crucial para informar a la célula qué hora es. Tal sistema de retroalimentación negativa es similar a cómo al termostato del aire acondicionado. Si la temperatura desciende por debajo del punto establecido, el termostato enciende el calentador. Por el contrario, cuando el lugar se calienta, el termostato apaga enfría el ambiente.

Durante millones de años esto basto para que los organismos estuvieran sincronizados con los ritmos del planeta. Actualmente, y exacerbado con el trabajo remoto derivado de la pandemia, la tecnología que hizo posible continuar con la educación y muchas otras actividades sociales y laborales también causó una cronodisrupción generalizada.

Esto es porque tal tecnología hace que nuestras actividades sean independientes de la duración de la luz/oscuridad del entorno. Por lo tanto, la exposición a la luz artificial, por períodos durante la noche, provoca un cambio significativo en los ritmos circadianos, lo que conduce a comportamientos irritables, ansiosos y depresivos, además de disminuir la eficiencia del aprendizaje y la memoria. Esto ha sido comprobado experimentalmente en modelos animales, y es observable en los seres humanos.

En el hipotálamo, un órgano ubicado en la parte central de nuestro cerebro, en un lugar conocido como la silla turca del hueso esfenoides, que es donde se une el cuello con la base del cráneo, existe una región denominada núcleo supraquiasmático, por encontrarse encima del quiasma óptico. Los estudios han indicado que este núcleo de células controla los ritmos circadianos al recibir señales de señales de luz que influyen en el reloj biológico.

La sincronía de la actividad núcleo supraquiasmático hace que durante la noche se segregue melatonina, una hormona secretada por la glándula pineal muy cercana al núcleo. La melatonina es una de las principales moléculas utilizadas para marcar el ritmo circadiano maestro que orquesta el descanso del cuerpo.

Pero la producción de melatonina se afecta por factores como la edad, la luz, el ambiente y procesos fisiológicos. Además, la melatonina está relacionada con la ruta metabólica de la glucosa, por lo que su alteración resulta en un aumento en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. La disminución de la secreción de melatonina acelera el envejecimiento y la tumorogénesis, la adiposidad visceral y la función cardiovascular.

Mientras en la mañana tenemos la producción máxima de cortisol, una hormona que nos prepara para enfrentar los requerimientos de la vida, aun sin haber desayunado.

Y estas no son las únicas, hay otras hormonas, funciones y principalmente autoreparaciones que también se ven afectadas por trasnochar. Esto es parte de cómo funciona nuestro reloj biológico, cuando se encuentra sincronizado con la luz del sol, estamos bien y esto favorece a la salud y al mantenimiento de un peso corporal adecuado.

Pero si nos exponemos mucho a luces durante la noche y nos dormimos tarde, tendremos alteraciones importantes en nuestro funcionamiento. A esto se le conoce como cronodisrupción y está asociada con muchos de los padecimientos como: trastornos hormonales, metabólicos, síndrome metabólico, la diabetes, las enfermedades neurodegenerativas y diversos tipos de cáncer.

El reloj circadiano tiene un impacto en muchos aspectos de nuestra fisiología. Este reloj ayuda a regular los patrones de sueño, el comportamiento de alimentación, la liberación de hormonas, la presión arterial y la temperatura corporal. Una gran proporción de nuestros genes están regulados por el reloj.

Alrededor del 25% de la población mundial sufre de síndrome metabólico. Estos pacientes que tienen un riesgo cinco veces mayor de desarrollar diabetes tipo 2 y están más expuestos a ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares que el resto de la población. Según la OMS, se estima que 422 millones de adultos tienen diabetes tipo 2 en todo el mundo y se pronostica que las muertes por diabetes se duplicarán para 2030. Sabemos también del efecto riesgoso de este padecimiento ante el covid-19 y otras enfermedades.

Hay una variedad de factores que consisten en estilos de vida, eventos geológicos y moléculas biológicas que impactan en los ritmos circadianos. Dado que existe una relación directa entre los tiempos inciertos de sueño y vigilia y la alteración del ritmo circadiano, tener horarios no regulados puede aumentar el riesgo de incidencia de enfermedades crónicas.

No prestan atención en la regulación de los horarios diarios de sueño aumenta la disponibilidad a la incidencia de enfermedades crónicas es más frecuente. Entonces, el factor más importante es el estilo de vida.

Así que, si quieres llevar una vida más sana y perder esos kilitos de más, revisa tus hábitos de sueño, quizás ahí está la clave de por qué las dietas y ejercicio no dan los resultados deseados. Cambiar o recuperar nuestro estilo de vida se basa en elecciones diarias.

Todos los seres vivos terrestres, tenemos una larga historia ligada a los ritmos del planeta y otros eventos naturales cósmicos. Es imposible para los humanos adaptarse a otros marcadores como la luz artificial, por lo que sus afectos se dan en un corto plazo, con la perturbación de los ritmos circadianos y causando problemas de salud muy graves. Cuida tu salud, duérmete temprano, come sanamente y mantente en movimiento.

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Gladis Yañez y Rodrigo López de Sábados en la Ciencia de la Universidad Veracruzana. 

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