Hay magia a nuestro alrededor. Por ejemplo, podemos percibir como “magia” al resultado del reflejo de nuestras relaciones con los objetos y con las personas a las que les pertenecen.

¿Has observado las relaciones que las personas tienen con sus posesiones materiales? O ¿Tus relaciones con los objetos que te rodean? las pertenencias reflejan la personalidad y la historia de vida de sus dueños.

Hay objetos hacia los que mostramos un desapego completo. Otros que preferimos de manera instrumental, porque nos son útiles, los cuidamos y mantenemos lo mejor posible pero no dudamos en reemplazarlos por otros que desempeñen la misma función de mejor manera. Pero también hay ciertos objetos que nos provocan un apego profundo e íntimo.

Para algunas personas, los objetos inanimados como fotografías, joyas, ropa y recuerdos familiares son mucho más que meras representaciones o recuerdos de sus seres queridos.

Cuanto más estrecha es la conexión entre las personas, más cercana es la relación con los objetos asociados con esas personas. Sin embargo, hay poco apoyo empírico (es decir, evidencia) para este efecto.

Un aspecto curioso que se documentó recientemente es que cuando nuestros seres queridos son poco confiables y decepcionantes, no solemos apegarnos a sus objetos ¿Tu qué piensas? Recuerda y observa ¿También te pasa?

¿Se puede medir la magia? Uno estudio realizado en la Universidad de Ciencias Sociales y Humanidades de Polonia, desarrolló y la validó una “Escala mágica simpática romántica”. La cual mide las diferencias individuales en la dirección del comportamiento de apego hacia objetos inanimados asociados con personas amadas.

El estudio sugiere que es el pensamiento mágico el que está involucrado en la percepción de objetos asociados con los seres queridos, el que provoca la sensación de que estos objetos contienen algunas cualidades de la persona.

Por lo tanto, cuanto más la persona necesita estar cerca de a quien amas, más busca tanto a la persona como, cuando no está disponible, a los objetos inanimados asociados con ella.

La esta magia representa la creencia de que ciertos objetos o eventos se afectan entre sí de una manera no física, por similitud o contagio. Es decir, se puede percibir que un objeto, por ejemplo, una fotografía, contiene cualidades de la persona fotografiada y, por lo tanto, la fotografía se experimenta como si realmente fuera la persona.

Este sentir podría provocar que besemos o platiquemos con una fotografía de nuestra pareja, hijos si están lejos, o de cualquier ser querido, incluso de una mascota. Ya que los objetos materiales asociados con un ser querido pueden contaminarse positivamente con la esencia de esa persona ¿Quién no se ha acurrucado a dormir con el suéter de alguien a quien se añora?

Los autores de este estudio reconocen que hay muchos casos de “falsa” magia. Es decir, conductas un poco desviadas del camino, que no son sinceras. Que tiene su base en creencias paranormales, supersticiosas, y sobrenaturales. Por ejemplo, que de verdad creas que tomar en la tasa de tu novio te dará suerte.

Mientras que cuando se da está magia romántica, las personas estamos conscientes de que no somos racionales, pero, aceptamos esa intuición poderosa que nos lleva a oler profundamente la ropa de nuestra abuela guardada por varios años y sentirla de nuevo a nuestro lado.

Por lo tanto, el pensamiento experiencial esta más fuertemente vinculado a esta magia romántica porque determina directamente las intuiciones mágicas, mientras que el razonamiento racional da cuenta y nos mantiene en el plano de la realidad.

Tal magia romántica ayuda a satisfacer una necesidad de cercanía.

Por mucho que viole los principios fundamentales de la naturaleza y la ciencia, esta magia romántica nos lleva a transferir cualidades antropomórficas a los objetos inanimados que se encuentran típicamente en un hogar. Cuando todo se deschaveta, incluso, ocasiona experiencias paranormales. Sin embargo, existen diferencias consecuentes entre estos fenómenos y la magia romántica.

El estudio concluye que la llamada magia romántica se relaciona con una mayor cercanía y satisfacción con las relaciones y un mayor enfoque en la recolección de objetos inanimados asociados con las personas amadas.

Con una diferencia fundamental del apego a objetos como reacción generalizada, como se observa en la acumulación compulsiva. Donde el apego puede dirigirse literalmente hacia cualquier cosa (desde periódicos, archivos, libros y revistas, ropa hasta el desorden general, incluidos los artículos sin clasificar y prácticamente basura).

Tal diferencia se centra sustancialmente en términos de su contribución potencial a la calidad de las relaciones cercanas. La acumulación compulsiva conduce a la ruptura de parejas y familias en lugar de fortalecer su conexión. Es una fuente autónoma de comodidad que compensa la falta de confianza percibida de los demás cercanos y se relaciona positivamente con un aumento de la ansiedad y la evitación del apego sano.

La característica distintiva de la magia romántica es que se aplica específicamente a los objetos asociados con los seres queridos de las personas y su función es facilitar una conexión percibida con ellos. Y se dirige básicamente a pocas cosas que nos causan un verdadero bienestar.

Saber esto nos sirve, principalmente porque se acercan fechas importantes, donde damos a nuestros seres queridos regalos y recibimos muchas cosas. Podríamos pensar que algo que les puede causar felicidad son los objetos que tienen impregnada nuestra personalidad. Les hará felices y evocará la magia.

Por otra parte, nos da la oportunidad de revisar objetivamente nuestras posesiones, adquiriendo y conservando solo lo que nos es verdaderamente útil o nos causa apego. Donando lo que no necesitamos y evitando adquirir objetos que nos causen ansiedad y nos quiten espacio. Para vivir más desahogados de lo que está de más en nuestras vidas y conservar un espacio para la magia a nuestro alrededor.

Información con Ciencia para Oliva Noticias Multimedios, Gladis Yañez y Rodrigo López de Sábados en la ciencias de la Universidad Veracruzana. 

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