Había una vez una comunidad de pescadores en las costas del Perú, que en el siglo XIX nombraron a una temporada en la que su producción pesquera bajaba como “El Niño”. Se trataba de una corriente cálida del Océano Pacífico asociada a una disminución de peces y otros animales marinos. El nombre de El Niño, hacía referencia al "el niño Jesús", porque generalmente llegaba de manera más intensa cerca de Navidad. 

Seguramente, también sus ancestros lo notaron y después varios grupos de científicos se han dedicado a estudiar este fenómeno.

En las investigaciones iniciales notaron que cada pocos años una corriente especialmente fuerte traía aguas superficiales inusualmente cálidas al Pacífico oriental. Cuando esto sucedía, se observaban cambios en los patrones climáticos no solo en América del Sur sino en todo el mundo.

El nombre de El Niño se conservó para designar a este evento, pero hoy se refiere a un fenómeno climático más amplio.

El Niño, en realidad es la mitad de un evento cíclico. Una mitad cálida y húmeda, de un ciclo meteorológico natural llamado "El Niño-Oscilación del Sur" o ENOS (ENSO por sus siglas en inglés).

Durante un evento de El Niño, la superficie del Océano Pacífico tropical se calienta de lo habitual, particularmente en el ecuador y a lo largo de las costas de América del Sur y Central. Los océanos cálidos conducen a sistemas de baja presión en la atmósfera de arriba, lo que a su vez conduce a mucha lluvia para las costas occidentales de las Américas.

Este fenómeno puede dar lugar a verdaderos diluvios, tan extremos que han hecho deslizarse pueblos enteros por las laderas de las montañas donde se encontraba.

Particularmente en el Perú, ha habido eventos que casi acaban con la actividad pesquera (1972 a 1973). Y sus efectos tienen fuertes impactos no solo en la costa, sino tierras adentro de toda Sudamérica y Australia

Los eventos pueden durar hasta un año, aunque el calentamiento tiende a ser más fuerte durante los meses de otoño e invierno del hemisferio norte, de octubre a febrero.

El Niño se está acompañado por un cambio en los vientos alisios que cruzan el Pacífico ecuatorial. Estos vientos soplan desde áreas de alta presión de aire hacia áreas de baja presión.

Normalmente, el Pacífico occidental, cerca del norte de Australia e Indonesia, tiene baja presión, mientras que el Pacífico oriental, cerca de la costa de América del Sur, tiene alta presión. Por lo tanto, los vientos alisios soplan de este a oeste, empujando el agua tropical más cálida hacia el Pacífico occidental.

Durante El Niño, la presión en el Pacífico oriental cae a medida que aumenta la presión en el oeste. Este cambio hace que los vientos alisios disminuyan o incluso inviertan la dirección, lo que permite que el agua cálida se mueva hacia el este hacia América del Sur.

La pesca se ve afectada ya que El Niño, afecta a los ecosistemas oceánicos a lo largo de la costa de América del Sur, al evitar la afluencia de agua fría y rica en nutrientes que sostiene la red alimentaria. En condiciones normales, los nutrientes proporcionan alimento para el plancton, que a su vez sirve como fuente de alimento para los peces y para toda la cadena alimenticia.

Durante El Niño, el agua cálida de la superficie detiene el afloramiento, lo que conduce a una gran disminución del suministro de alimentos. A medida que los peces mueren o migran a aguas más frías en busca de alimento, las aves, las focas y otros animales que dependen de ellos para alimentarse se ven afectados.

Los arrecifes de coral se pueden ver gravemente afectados por las corrientes calidad, blanqueándose y muriendo como consecuencia.

El Niño tiene efectos en todo el mundo, porque los cambios en la temperatura del océano provocan cambios en la atmósfera. El agua cálida de la superficie calienta el aire con el que se encuentra en contacto. Lo que origina las condiciones para que se formen tormentas severas y huracanes sobre el Pacífico central y oriental. Sometiendo las costas occidentales de América del Norte y del Sur a fuertes lluvias e inundaciones destructivas.

Mientras lo anterior pasa, en el Golfo de México y el Caribe, se da una disminución simultánea del clima severo. Las naciones de la región del Pacífico Occidental, a su vez, pueden sufrir sequías a medida que la lluvia se desplaza hacia el este.

La devastación que ha provocado este fenómeno ha generado el desarrollo de métodos sofisticados de predicción. Las universidades y otras instituciones recopilan datos sobre la temperatura y los vientos del océano a través de satélites y boyas en órbita sobre el Pacífico tropical.

Los datos obtenidos se analizan y se general predicciones climatológicas. Esto permite tomar medidas de precaución a partir de datos científicos y con esta información advertir a los agricultores, pescadores y a las comunidades sobre un El Niño inminente para que puedan minimizar su fuerza destructiva.

La otra mitad del ENOS es el evento llamado La Niña. Aquí sucede lo opuesto: los vientos alisios inusualmente fuertes traen aguas más frías de lo normal al Pacífico oriental y central. La Niña generalmente sigue a El Niño y tiene un efecto inverso en el clima global.

¿Te gustaría saber más?, entonces acompañamos el próximo martes 7 de diciembre donde el Dr. Tomás Morales Acoltzi, Investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático Universidad Nacional Autónoma de México, nos platicará sobre este interesante fenómeno con el que convivimos.

Nos explicará por qué con El Niño, no se presentan huracanes en nuestro territorio, pero se ven afectada la distribución de la precipitación.

Nos contará también del programa Estado Futuro del ENSO, que nos permite conocer algunas de sus características principales de este fenómeno con 6 o 7 meses de anticipación. Nos dará ejemplos de sus aplicaciones.

La cita es en Facebook Live SabadosenlacienciaXal o directamente en nuestra sala virtual. Recuerda 7 de diciembre 5 de la tarde.

#InformaciónconCiencia para Oliva Noticias Multimedios,

Dra. Gladis Yañez de Sábados en la Ciencia de la Universidad Veracruzana. 

#CienciaEcoLogia