El domingo de Pascua, en la Misa de la tarde, se proclama el evangélico Lucas 24,13-35, que relata el acontecimiento del encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús. Los caminantes iban tristes por todo lo que habían pasado, lo que habían vivido y desconsolados se dirigían a su ciudad natal, pero Jesús les sale al encuentro, los consuela, les explica las escrituras y ellos le insisten que se queden, que ya cae la noche y lo reconocen cuando Jesús les parte el pan y desaparece. 

Quiero hacer una metáfora, sobre el evangelio y la realidad que estamos viviendo en nuestro estado y en todo México. Muchos vamos caminando cansados, agobiados, desesperados, preocupados, tristes, por toda la violencia que estamos sufriendo, por los hechos delictivos que hieren, lastiman, matan la vida de nuestros seres queridos, de los que nos rodean y la vida propia. El país parece que camina sin rumbo, pareciera que va derecho al precipicio, que todo se nos viene abajo.  

Todos los días nuestro territorio nacional es empapado con la sangre de personas que optaron por el camino de la delincuencia, pero también con la sangre de vidas inocentes, que a pesar de contar con el derecho humano a la vida y a la libertad, les fueron arrebatados, arrancados de manera trágica, triste, aberrante. Tal parece que la noche se nos viene encima, que la oscuridad y tinieblas de la muerte ensombrecen nuestra nación y nos quieren esclavizar a vivir en la oscuridad.     

Más allá de la religión que profesemos, de que creamos o no, necesitamos de Alguien que camine a nuestro lado, que nos dé consuelo, que aunque parece que las cosas no tienen explicación, nos ayude a comprender los misterios de la vida y nos conduzca a encontrar la solución. Necesitamos aprender a ser compañeros de camino unos con otros, a animarnos y en algunos momentos a cargarnos los unos a los otros, cuando las fuerzas ya no sean suficientes.  

Hay mucha gente que está sufriendo, que está pidiendo a gritos la ayuda, el apoyo, solidaridad y comprensión de los demás. “¡Quédate con nosotros!” es la expresión de quienes se encuentran al borde de la desgracia, de la tragedia.  

México vive tiempos difíciles, tiempos de odios y rencores; de divisiones y polarizaciones; de incomprensiones y descalificaciones; tiempos en que los retos se nos ponen en frente y tenemos que luchar por superarlos y por lograr transitar hacia caminos de perdón, reconciliación, justicia, paz y progreso. 

En el pasado reciente hemos vivido adversidades, hemos sufrido luchas internas y los afectados han sido, como siempre, los inocentes, los débiles, los vulnerables, los desprotegidos y excluidos.  

Venzamos el miedo, venzamos la tristeza, venzamos la división, venzamos la adversidad y entonces México y los mexicanos, saldremos victoriosos.  

***De Chiripa: ¡Felices Pascuas de Resurrección!.  

Por César Manuel Jiménez Martínez