A escasos días del cierre del 2022, es casi imposible no reflexionar y hacer un recuento de lo acontecido. Cada año que transcurre está marcado por hechos y sentimientos ambivalentes. Logros alcanzados junto a pérdidas dolorosas. Protestas sociales inspiradoras opacadas por catástrofes naturales. Ningún año escapa a esa dualidad. En el escenario internacional, el 2022 será recordado por la guerra en Ucrania. La transición a un nuevo monarca en Inglaterra. El régimen de Xi Jinping cimentado a perpetuidad. Las protestas por los derechos de las mujeres en Irán. El regreso de figuras políticas supuestamente en destierro, como Lula en Brasil o Netanyahu en Israel. La supresión de derechos a las mujeres en Estados Unidos a raíz de la reversión de Roe v. Wade. Y en el terreno económico, de acuerdo al Financial Times, la palabra más frecuente y recurrida en sus artículos fue: inflación. En este sentido y a escasos días de concluir el 2022, me gustaría invitarle a usted que me escucha, realizar un ejercicio de remembranza.
Existen diversas formas de honrar a aquello que fenece. Por ejemplo, los réquiems o misa de muertos en la música y los poemas de lamento como la elegía en la literatura. Incluso el epitafio, ese texto breve que se escribe sobre la tumba de quien ha fallecido, es considerado un subgénero literario por la creatividad que implica su elaboración. Si bien los hay inspiradores, graciosos, en prosa o en verso, los mejores son los más cortos y memorables. “Parece que se ha ido pero no es cierto”, es la frase que eligió Cantinflas para su epitafio y así cimentó su inmortalidad. Allá tras lomita en Dolores Hidalgo, sobre la lápida de José Alfredo Jiménez se lee: “La vida no vale nada”. El epitafio del Dr. Martin Luther King pronuncia, “Libre al fin, libre al fin. Gracias a Dios todo poderoso soy libre al fin”.
La belleza del epitafio es que permite trascender y recordar. A pesar de su relación con la muerte, a través de la escritura, apela a la eternidad. Un epitafio no enumera cualidades, o señala defectos, nos habla del carácter. Y ello, es lo digno de recordar. El 2022 está a punto de acabar, y resumir en una frase lo ocurrido al cabo de este año sería una labor colosal. Pero, si tuviera usted la oportunidad de escribir un epitafio para el 2022 ¿Qué diría? Se lo dejo a su consideración.
Aprovecho la ocasión para desearle a usted que me escucha aquí en Efecto Global, felices fiestas y mis mejores deseos para usted y su familia. Que el próximo año sea uno de prosperidad.
Por Renata Zilli
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