“Aquél que no conoce su historia está condenado a repetirla”, la sociedad actual en Latinoamérica, tristemente, se está acostumbrando a vivir envuelta en la mentalidad del “copy paste”, es decir, se está perdiendo la capacidad de pensar, de racionalizar, en definitiva, como decían los filósofos, se está perdiendo la capacidad de “reditio”, de cogitar, de dubitar, hablar, actuar sabiendo el por qué y no siguiendo corrientes o ideologías de terceros. 

Desde hace meses, varios países como Colombia, Argentina, Bolivia, Ecuador… se están rebelando contra sus gobiernos, contras las injusticias, violencia, etc, piden a gritos ser escuchados por sus representantes, buscan vivir en paz en sus propias viviendas, quieren que sean respetados sus propios bienes, ¿tiene sentido?, en realidad, esta situación se puede llamar la reconquista, donde los gobiernos, cual colonos, buscan saquear los bienes más preciados del pueblo a cambio de unos cuantos bonetes “de oro” y propuestas de escaso valor. 

Se repite la historia que han ignorado desde décadas atrás, han hecho caso omiso de lo perdido, de lo que saquearon a los antepasados y que muchos desean visitarlo durante sus veranos con una visión “malinchista” de su propia historia, he ahí el motivo por el cual se está repitiendo la historia no conocida, en un escenario donde los colonos son los propios nativos, es decir, nos estamos saqueando a nosotros mismos, nos conformamos con una cultura mediocre implantada por otros, menospreciamos a los indígenas nativos sobrevivientes, dando el crédito a aquellos que hurtaron riquezas que pertenecían a los verdaderos héroes. 

Latinoamérica quedó oprimida por la llegada de los españoles, desde ese proyecto hegemónico cultural, los habitantes de nuestra tierra se vieron privados y arrancados de sus preciadas tradiciones y riquezas. Acorde a la perspectiva de Eduardo Galeano y recordando la pintura de O´Gorman, somos un pueblo que vive en la bajeza social, ya que seguimos inmersos en el sistema de castas que los españoles nos implantaron para estratificar a la sociedad, pero también somos un  pueblo que puede salir de esa bajeza y apuntar a las cumbres quebrando esos sistemas inconclusos y superficiales. 

La situación actual que se vive en varios países es reflejo de una amnesia histórica, de vergüenza sentida en muchos corazones, de labios cerrados por temor, de oídos sordos a su propio país, de visiones arcaicas disfrazadas de modernidad, de manos atadas por la omisión, de cimientos culturales débiles, de un secuestro del patrimonio… Mentalidades que prefieren un atardecer en Europa a uno en las empinadas cumbres de Machupichu, alardean la sombra del viento criticando cien años de soledad, limpian la costa Brava tirando el desecho en las del Caribe, protegen un Picasso y rayan un Botero, festejan las Fallas ibéricas pisoteando su propia bandera, gritan himnos desconocidos susurrando a duras fuerza el propio, sueñan con salir de sus casas y estando fuera quieren regresar… Este cambio de mentalidad requiere orgullo de su propia nación, de lo que son y de lo que pueden ser, de lo que tienen y que tendrán, de lo perdido y lo obtenido, en definitiva, de las cicatrices que cual diminutas teselas, adornan el mosaico cultural que componen todo el patrimonio Latino. 

Latinoamérica, está regada con la sangre de sus propios habitantes, han dejado migajas, pero su sangre ha dado vida a una nación fuerte capaz de sobrevivir a guerras, injusticias, discursos políticos huecos, han hurtado, pero no han atado nuestras manos, ni han cerrado nuestras bocas, todavía somos un conjunto de naciones fuertes capaces de luchar por los intereses en común, por la igualdad, por la paz, por la justicia y por la coherencia política. 

Han hurtado el oro, pero hay cosas que no podrán robar y es precisamente lo que nos caracteriza y nos hace lo que somos, países alegres, hospitalarios, humildes pero trabajadores… Parafraseando a los compositores Eduardo Cabra, Rene Pérez y Rafael Arcuate: Se han llevado cosas, pero no todo, no se pueden robar el cielo, no se pueden robar el sol, no se pueden robar los campos, no se pueden robar el calor, no se pueden robar la lluvia, no se pueden robar los colores, no se pueden robar la alegría, no se pueden robar los dolores, Tenemos los dientes para sonreír, la nieve que maquilla nuestras montañas, tenemos el sol que nos seca y la lluvia que nos baña, un desierto embriagado con peyote, un trago de pulque para cantar con los coyotes. Tenemos nuestros pulmones respirando azul clarito, la altura que sofoca nuestros pulmones, tenemos ríos corriendo sigilosos, árboles pintando nuestras cumbres, y esto es lo que jamás nos podrán saquear. Somos países escritos en mayúsculas. 

Citando dichos compositores: ¡Somos Latinoamérica!

Soy lo que dejaron,

soy toda la sobra de lo que se robaron,

un pueblo escondido en la cima;

mi piel es de cuero por eso aguanta cualquier clima

Soy una fábrica de humo

mano obrera campesina para tu consumo

frente frío en medio del verano

el amor en los tiempos de cólera

el sol que nace y el día que muere con los mejores atardeceres

Soy el desarrollo en carne viva

un discurso político sin saliva

las caras más bonitas que he conocido

soy la fotografía de un desaparecido

la sangre dentro de tus venas

soy un pedazo de tierra que vale la pena

una canasta con frijoles

Soy Maradona contra Inglaterra anotándote dos goles

soy lo que sostiene mi bandera

la espina dorsal del planeta es mi cordillera

soy lo que me enseñó mi padre: “el que no ama a su patria, no ama a su madre”

Soy América Latina

Un pueblo sin piernas pero que camina

Soy las muelas de mi boca mascando coca

El otoño con sus hojas desmalladas

Los versos escritos bajo la noche estrellada

Una viña repleta de uvas

Un cañaveral bajo el sol en Cuba…

Mi tierra no se vende

Trabajo en bruto, pero con orgullo

Aquí se comparte, lo mío es tuyo

Este pueblo no se ahoga con marullos

Y si se derrumba, yo lo reconstruyo

Tampoco pestañeo cuando te miro

Para que te recuerdes de mi apellido

La operación invadiendo mi nido

¡Perdono, pero no olvido!

Aquí se respira lucha

Yo canto porque se escucha

Aquí estamos de pie

¡Que viva Latinoamérica!

Por: Andrés García