Si bien es cierto las indagatorias administrativas abiertas sobre el ex Presidente Enrique Peña Nieto, su familia y colaboradores cercanos son reales, (todas ellas comandadas por la Secretaría de la Función Pública), también es real que del lado del mexiquense no soltarán contraofensiva alguna, al menos por el momento. 

“Hay acuerdos de palabra que continúan signados desde cuando AMLO era Presidente electo. Platicaron de manera privada en Palacio Nacional, en aquel recorrido del cual se difundieron solamente fotos, pero hubo una reunión donde estuvieron ellos y dos personas más. Ahí pactaron y cerraron con un apretón de manos”, me dijo una persona del círculo cercano.

Podrán preguntárselo mil veces en “la mañanera” o en cualquier otro foro disponible, y la respuesta será siempre la misma: su Gobierno no investiga al ex Presidente Peña, pero quizá existan solicitudes en la Fiscalía General de la República, incluso previas a que la 4T entrara en funciones.

AMLO podrá ocupar las investigaciones contra Peña, su familia y algunos ex colaboradores, para presionar cuando tenga complicaciones en San Lázaro o en el Senado, pero no irán más allá de fuertes amagues mediáticos o discursivos. Eso no se acordó en Palacio, y aunque simule que sí, difícilmente el tabasqueño rompería un trato.

Pareciera que no, pero si se fracturara el acuerdo y fueran por él, EPN tiene preparado ya su “cuarto del pánico” para encerrarse, no sin antes soltar algunos buscapiés que bien podrían preocupar a algunos colaboradores de AMLO, sobre todo aquellos con pasado peñista o calderonista.

Tanto Enrique Peña Nieto como Miguel Osorio Chong están fuera de cualquier lumbre de la 4T, aunque mucho se diga que la crisis de popularidad de AMLO podría resolverse entregando sus cabezas. Habrá ruido, (particularmente mediático por declaraciones de funcionarios “amlistas”), pero pocas nueces.

AMLO continuará refiriéndose con cautela y respeto hacia Peña Nieto, seguirá diciendo que no lo investiga ni investigará; omitirá mencionar a otros ex funcionarios porque sería como ir contra el propio ex Presidente. Así son las cosas, hay códigos: “entre gitanos no se leen las manos”.

Por: Alejandro Aguirre Guerrero

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