Para algunos xalapeños es desconocido el nombre que tenía la calle Revolución en nuestra ciudad, antes de los acontecimientos de 1910, y que era: “Calle de la Amargura”. Nombre que viene de un relato que tiene que ver con una pareja de enamorados y que tuvo un desenlace trágico, así como con el famoso “Callejón de Jesús Te Ampare”, en el barrio de San José, en el mismo centro de la ciudad. 

Si hoy regresara ese nombre a la calle, no sería precisamente por la historia de los enamorados, sino por las pésimas condiciones en las que se encuentra la vialidad, que son un peligro para los ciudadanos y automovilistas y una vergüenza para la capital del estado. ¡Es una verdadera amargura transitar por la calle o cruzar a pie de un extremo al otro de la misma!

Desde el año pasado el Ayuntamiento de Xalapa anunció que antes de culminar el 2018 iniciarían los trabajos de reconstrucción de la calle, con bombo y platillo se anunció la obra que estaba siendo demandada y exigida por la sociedad en general, su pavimentación era urgente. Pero las autoridades municipales se toparon con la inconformidad y renuencia de los comerciantes del centro de la ciudad, al argumentar que se acercaba temporada alta de vendas (decembrinas) y pedían que se retrasara la obra. En un acto de tolerancia y comprensión, el Ayuntamiento cedió y retrasó la obra.

¡Diez meses después! La obra sigue sin iniciar, pues atravesaron otras circunstancias, otros inconvenientes y quizá otras “temporadas altas” de los comerciantes o rechazo por parte de los transportistas y la inmensa mayoría de los ciudadanos siguen sufriendo lo precario de la vialidad.

La autoridad municipal anunció que los primeros días de este mes de agosto iniciaban los trabajos de construcción, hoy es día 7 y no comienzan aún. Ya anunció el Alcalde Hipólito una fecha de arranque, esperemos que sea verdad y por fin se dé inicio a tan urgente obra. Aunque ya hay voces en contra porque coincidirá con la afluencia de cientos de familias al centro de la ciudad para hacer la compra de los útiles escolares y el mismo inicio del ciclo escolar 2019-2020.

Entendemos los argumentos de los comerciantes, comprendemos las inconveniencias de los transportistas y sabemos de las molestias que causará a los automovilistas pero entonces ¿hasta cuándo será conveniente arrancar la obra? ¿Cuál es la fecha o tiempo ideal para la misma? ¿Podrán llegar a ponerse de acuerdo todos los sectores involucrados?

Se debe ponderar el bien superior de la sociedad, de las mayorías, por sobre los individuales o particulares. Está bien que el Ayuntamiento tenga esa cercanía y deferencia con los interesados, pero en la toma de decisiones debe imperar el bien general, el bien común.

De tal manera, que como dice el dicho popular, en el arranque de la obra: “hasta no ver, no creer”.

Por: César Manuel Jiménez Martínez