Crónica del viaje de un cargamento de ayuda hasta Oaxaca

Colecta

Grupo Oliva Radio, bajo la batuta del Director General de Oliva Noticias, Lic. Luis Eduardo Oliva Cano, realizó una campaña de acopio de víveres a favor de los damnificados por el sismo ocurrido el pasado jueves 7 de septiembre.

Fue a partir del sábado 9 de septiembre, cuando por medio de las estaciones 95.5 FM Sensación HD y 104.9 FM El Patrón, y la colaboración de la Fundación Unidos Para Ayudar – Pleey, se inició la labor de invitar a la sociedad xalapeña para solidarizarse con nuestros hermanos oaxaqueños y chiapanecos.

Al llamado respondieron varias instituciones educativas encabezadas por el Colegio Pedro de Gante A.C., comunidades como Chavarrillo Pueblo, Mesa de Guadalupe entre otras, empresarios y la ciudadanía en general.

Desde que inició la campaña, las muestras de apoyo no se hicieron esperar y hasta las instalaciones de Oliva Radio empezaron a llegar los apoyospara quienes sufrieron los efectos del sismo de 8.2 grados. Conforme pasaron los días,la ayuda iba en aumento, hasta llegar a su plenitud el 14 de septiembre, último día de la convocatoria, cuando el apoyo se desbordó, tanto que las instalaciones se vieron rebasadas en su capacidad.Para entonces, ya se contaba con más de 3 toneladas de solidaria ayuda.

Colaboradores de la empresa y voluntarios que se sumaron a la causa se dieron a la tarea de clasificar y empaquetar los víveres, así como artículos de limpieza e higiene personal. ¡Una labor titánica!

Ese jueves 14, en punto de las 4:30 de la tarde, llegó el camión en el que se transportaría la ayuda hacia la ciudad de Tuxtepec, Oaxaca, donde se uniría más ayuda por parte del Colegio Tuxtepec. Cabe destacar el donativo generoso de la empresa Poliflex, puesademás de aportar una buena dotación de alimentos, ayudógenerosamente al prestar el vehículo que trasladó la ayuda.

Salida

A las 4 de la madrugada del viernes 15, una pequeña comitiva salió con destino hacia Tuxtepec. Junto al camión cargado con toneladas de apoyos, íbamos en una camioneta un servidor, religiosas Carmelitas del Sagrado Corazón (directivas del Pedro de Gante) y dos voluntarias más.

Tuxtepec, Oax.

Todo el trayecto fuimos acompañados por la tranquilidad y paz de la madrugada. El amanecer, el calor y la vegetación nos anunciaron la proximidad a nuestro destino, a donde arribamos justo alas 9 de la mañana, exactamente al Colegio Tuxtepec. Allí ya nos esperaban los niños, directivos yotro vehículoque nos trasladaría hacia las zonas donde se entregaría la ayuda, principalmente en la ciudad de Tapanatepec, Oaxaca.

Hubo un gran ánimo, principalmente de los alumnos de preparatoria al llenar el camión con lo que su colegio había recaudado y pasar lo que nosotros llevábamos en el nuestro. Esta tarea les llevó alrededor de dos horas. El vehículo - ya de varios años en circulación y con capacidad para 3 toneladas y media- quedó cargado con alrededor de 5 toneladas. La emoción nos cegó.

Continúa el viaje

A las 11:30 de la mañana del viernes 15, con mucho entusiasmo partimos hacia nuestro destino. Nos dirigimos al lado del camión, nuestro vehículo y otros más con personal del Colegio de Tuxtepec. Sabíamos que nos esperaba un trayecto de 495.5 kilómetros, lo que equivale a una seishoras a velocidad permitida; no obstante, estábamos consientes, por lo cargado que iba el camión, quenos llevaría unas horas más. Nunca imaginamos lo que vendría, tal vez lo pudimos prever, pero, repito, la emoción por llegar a ayudar nos distrajo.

Primer percance

Inició el éxodo aproximadamente a las 3 de la tarde de ese mismo viernes 15, cuando los neumáticos del camión no aguantaron el peso y dos de ellos se reventaron. Esto sucedió al pasar dentro deterritorio veracruzano (de esas cosas que pasan en nuestro país, en que a veces en un trayecto entras y sales por varios estados), cerca de un pueblo llamado Juárez,donde en una curva de la carretera estatal, de sólo dos carriles y en pésimas condiciones, nuestro camión ya no pudo más y se detuvo.

El incidente fue un calvario, pues hubo que buscar llantas que nos pudieran vender y convencer al vulcanizador más cercano para que nos fuera a apoyar (cosa que se le agradeció y mucho a don Toño por todo el favor que hizo). Fue un ir y venir con llantas, desde la vulcanizadora a repararlas hasta el lugar donde se quedó el vehículo. En total, estuvimos así cinco largas horas. En cierto momento, pensamos buscar en el pueblo más cercano (Lombardo, Oax.) un camión para pasar las cosas e incluso la directora del Colegio de Tuxtepec hizo varias llamadas para buscar otro camión o camionetas. Todo en vano.

Aproximadamente a las 8de la noche, después de una lluvia con relámpagos, el camión se volvió a mover y dos horas despuésllegó a Lombardo. La decisión más prudente fue pasarla noche allí, por lo difícil que resultaba que el camión avanzara debido a su carga y ante la peligrosa carretera por delante. Así que el viaje que en teoría solo duraría seis horas ya se había convertido en uno de once, y las que faltaban.

Lombardo, Oax.

Las personas del lugar que conocieron de nuestra situación se prestaron a auxiliar con su compañía, café, cena, y su apoyo por si hacía falta cargar los víveres a otro camión. Fueron muy generosos y solidarios. Esto nos animó mucho, pues en medio de su tragedia no dejaban de pensar en los demás. Ahí pudimos cerciorarnos de que en todo el estado no iba a haber celebración del Grito de Independencia, ni el gobierno estatal ni los municipales harían esa celebración, pues el estado entero estaba de luto por los que fallecieron tras el sismo, ytodos los daños que este dejó.En medio del cansancio, tratamos de dormir.

Sigue el viaje

El sábado 16 de septiembre, por la mañana, llegaron dos camionetas de Tuxtepec, con dos llantas para tener de repuesto (las cuales, después, supimos nos sirvieron). En esas camionetas se enviaron víveres para Unión Hidalgo y Juchitán, algo que ayudó a alivianar el peso del camión, pues fue aproximadamente una tonelada y media la que se le quitó. A las 9 de la mañana continuamos nuestro camino, convencidos de que ahora ya todo resultaría mucho mejor. El camión iría más despacio, para evitar que, por el peso y el calor, los neumáticos volvieran a sufrir daño. Llegamos sanos y salvos a Palomares alrededor del medio día, y allí para prevenir se compró una llanta más, a fin de tener otrorepuesto. Continuamos el viaje.

Segundo percance

Apenas avanzamos una hora y al camión se le volvió a volar una llanta. La desesperación nos empezaba a invadir. Se tuvo que hacer el procedimiento de ir en uno de los vehículos a buscar vulcanizador cercano, vino, quitó la llanta, se la llevaron a su taller, la arregló, regresó y se la colocó. Un tiempo de dos horas.

Mientras reparaban la llanta, me tocó “franelear” para prevenir a los demás vehículos que circulaban por ahí. Me sorprendió y animó ver diferentes automóviles y camiones que pasaban con ayuda, de diversos tipos, unos lujosos, otros sencillos, unos en caravanas, algunos con cartulinas, algunos con lonas que anunciaban la ayuda que llevaban. Uno de los camiones decía “Zacatecas presente”, en fin, tantas y tantas familias, grupos que decidieron celebrar las Fiestas Patrias ayudando a sus connacionales ante la tragedia, mexicanos de verdad, gente por la que nuestro México es grande y siempre logra superar cualquier adversidad.

Continuamos el viaje

Aproximadamente a las 3 de la tarde continuamos nuestro camino. Pasamos por la Ventosa, a una velocidad de 20  y sin pasar de los 30 kilómetros por hora. Hasta que ¡por fin!, casi a las nueve de la noche llegamos a San Pedro Tapanatepec, una zona que fue fuertemente afectada por el temblor. Ya nos esperaba el sacerdote del pueblo con voluntarios locales. Inmediatamente descargamos el camión. Nos ofrecieron de comer y empezaron a armar las despenas. Hay que reconocer el enorme trabajo de los voluntarios locales, que en medio de su tragedia, se toman el tiempo para ayudar; se preocupan y ocupan de los demás, de sus vecinos, familiares, por sus hermanos de comunidad. Mi respeto y admiración a ellos.

En nuestro destino

Después de todo el trabajo, en San Pedro Tapanatepec nos ofrecieron un lugar donde pasar la noche. Debo decir, que aproximadamente a las 11:30 p.m de ese sábado, hubo una réplica que se sintió muy fuerte. La verdad me espantó y me hizo entender porqué la gente me empezó a contar que ya no puede dormir, pues ya van muchas réplicas; quienes tienen sus casas fracturadas ya no sientenla confianza de quedarse dentro de estas, por lo que prefieren sus patios, debajo de un árbol, de una lona o a la intemperie.

Se entrega la ayuda

A las 6:30 de la mañana del domingo 17,nos dispusimos a repartir las despensas persona por persona, casa por casa, se les entregó en mano a quienes verdaderamente lo necesitaban, a quienes les había llegado muy poca ayuda o nada. Fue entonces cuando empezamos a escuchar las historias de terror contada por sus protagonistas; sentimos la gran tristeza que invadía sus corazones, escuchamos el llanto por haber perdido lo poco que tenían y que con tanto sacrificio habían obtenido. Había rostros de gran desesperanza, de profundo cuestionamiento y honda angustia.

Sin embargo, pese a todo, la gente recibía muy agradecida la ayuda, con bendiciones por delante. Fue notorio presenciar que las personas se quieren recuperar de la tragedia, pero que no podrán hacerlo solas, ya que necesitarán de mucha ayuda.

Mientras recorría las calles, me impresionó ver las casas derrumbadas, ver que la gran parte de la casas tenían unas letras y números rojos, lo que significaba que estaban dañadas, en riesgo; había otras viviendas señaladas con el color negro señal, signo de que eran pérdida total e inhabitables. No sé el número exacto, pero por cada casa sin número,otras cuatro sí estaban marcadas. Había todo tipo de hogares.

Misión cumplida

A las 10 de la mañana, nos despedimos de los voluntarios y agradecimos el invaluable apoyo, mientrasse les quedaba la enorme tarea de continuar con el reparto de víveres. Teníamos que regresar y nos esperaba un largo trayecto de cerca de 11 horas a buen paso.

Solo al estar allí y vivir de cerca los estragos del temblor, uno cae en cuenta de la enorme tragedia que viven nuestros estados vecinos. Por ello, indudablemente, debe existir el compromiso serio y decidido del gobierno federal, estatal y municipal; pero, sin duda, ellos solos no podrán con la tragedia, hace falta el apoyo de todos los mexicanos para, unidos, salir de la crisis como siempre lo hemos sabido hacer.

Gracias a todos los que de una u otra manera hicieron posible la entrega de ayuda, a los que mencioné, a los que sin querer omití, a esos héroes anónimos que confiaron y no duraron en ofrecer ánimo, brazos, manos y corazón en algo material o en palabras de aliento que llegaron hasta Oaxaca. A todos, ¡gracias!

Por: César Jiménez Martínez